Por 114 años, la colonia Penal Federal Islas Marías fue un complejo penitenciario de baja y alta seguridad.
Por 114 años, la colonia Penal Federal Islas Marías fue un complejo penitenciario de baja y alta seguridad enclavado en mar abierto frente a las costas de Nayarit.
Las historias que fueron guardadas por más de un siglo han traspasado las paredes de agua con la apertura turística que se tiene en la actualidad.
Grupo Imagen visitó el complejo penitenciario, que fue llamado en su momento la “Prisión de los Muros de Agua” que albergó a más de 45 mil presos en semilibertad, debido a que podían vivir con sus familias en casas de madera.
En 2011 fueron trasladados los primeros internos de alta peligrosidad al complejo penitenciario de máxima seguridad de Islas Marías que tenía una capacidad para mil 500 internos.
Cada tres meses, los internos eran evaluados por médicos y psicólogos especializados, quienes determinaban si podían convivir con la población penitenciaria que vivía en semilibertad con su familia.
Sin embargo, dejó de funcionar a finales de 2015 y principios de 2016 por insuficiencia presupuestal para la alimentación de los mil 500 internos de alta peligrosidad
El paludismo cobra sus víctimas
Uno de los episodios que dejó decenas de muertes en esta parte aislada de México, fueron algunas enfermedades, como la difteria y paludismo.
De acuerdo con Karina Montero, protector de la Biosfera, el tema de la salud era preocupante respecto a la pandemia del paludismo, debido a que en esta isla no se contaban con suficientes medicamentos.
Es ahí donde se dan las muertes de estos menores, que eran los más vulnerables, y por las condiciones en las que se encontraba la isla en cuanto atención médica”, comentó.
Otras de las muertes comunes en la Isla María Madre, donde se edificó el complejo penitenciario, fue la de presos que eran enviados a trabajar en la salinera, donde se recolectaba la sal de las minas y la calera con sus hornos a 900 grados centígrados.
A las Salinas únicamente eran enviados los presos que no tenían familias; las instalaciones eran conocidas como las “chillonas”, porque solo mandaban a los internos que rompían las reglas del penal.
Una de las historias más emblemáticas en las Islas Marías, es la amistad que tenían el “Padre Trampitas” y el multihomicida, conocido como “El Sapo”, quien tenía en su haber más de 150 muertes en sus manos.
El sacerdote Juan Manuel Martínez Macías, alias “El Trampitas”, conocía a José Ortiz Muñoz, alias “El Sapo”, cuando llegó a esta cárcel en 1960.
Con el paso del tiempo el cura, le insistía al multihomicida que se arrepintiera de sus pecados y dejara de matar personas; además de creer en la iglesia católica.
Tras años de convencimiento, “El Sapo” logró una conversión al dejar su machete para evitar seguir matando personas.
Durante un trayecto en las Islas Marías, “El Sapo” fue emboscado por sus enemigos, quienes le quitaron la vida, sin oponer resistencia.
El 11 de mayo de 1990, muere el padre Juan Manuel Martínez Macías en Guadalajara, Jalisco. su última voluntad fue que sus restos estuvieran enterrados a un lado de su amigo “El Sapo”, cómo yacen en la actualidad.