El costo de la construcción fue de cerca de 2 millones de pesos en oro nacional.
Por Diana Alvarado | Radio Fórmula
La Aduana Marítima de Tampico es un edificio considerado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como un inmueble histórico, fue en el año de 1898 cuando comenzó la construcción del edificio principal de la aduana y para su cimentación se utilizaron 6 mil 500 pilotes y 33 mil barriles de cemento.
Su edificio fue construido de dos niveles con mampostería (ladrillo) y fierro colado (columnas, escaleras y herrería), es un inmueble imponente con muros de 0.35 metros de espesor, entre pisos de rieles de acero y concreto; la cubierta la integran láminas inclinadas a dos aguas sostenidas por una estructura de fierro.
Con información del encargado de despacho de la Crónica Municipal de Tampico Josué Iván Picazo Baños, el segundo nivel originalmente albergaba oficinas, el resto del edificio contaba con almacenes para el resguardo de cargas y mercancías.
Picazo Baños explicó que el edificio aduanal también formaba un conjunto con la antigua estación del ferrocarril, tenía una planta eléctrica para abastecer de energía a las oficinas y con una bomba de agua para sofocar incendios. El costo de la construcción fue de cerca de 2 millones de pesos en oro nacional.
Para comunicar el muelle y la aduana con la ciudad, el antiguo puente de madera que pasaba sobre el brazo del Tamesí se sustituyó por un puente de acero al que se nombra “Manuel Romero Rubio”, así se llamaba el suegro de Porfirio Díaz.
Origen de la Aduana Marítima de Tampico
El cronista de la ciudad agregó que casi cuatro años después de la fundación de Tampico (1823), el puerto contó con su primera aduana tras un decreto firmado el 10 de febrero de 1827, ubicado el recinto frente a la Plaza de la Libertad donde hoy se encuentran las Oficinas de Telégrafos.
El muelle del puerto se encontraba frente al lado sur de la plaza de la Libertad, en la margen del Pánuco, cuyo cauce corría sobre el terreno que hoy ocupan los mercados, la plaza Hijas de Tampico, la estación de tren, toda esa parte que en la actualidad se encuentra urbanizada.
“En aquel tiempo, las corrientes del Pánuco y el Tamesí corrían juntas frente al puerto, pero en 1860 entre ambas corrientes se fueron acumulando sedimentos que terminaron por formar extensos islotes los cuales dificultaban las maniobras de carga y descarga en el muelle. Sobre este gran islote fue necesario construir un nuevo muelle”, dijo Josué Picazo.
Durante el régimen de Porfirio Díaz, el puerto se moderniza hacia finales del siglo XIX, con diversas obras en la infraestructura portuaria que permitieron que se convirtiera en el segundo puerto más importante del país y que se incrementará el intercambio comercial con Estados Unidos y Europa.
En el gobierno de Porfirio Díaz se adjudicaron las obras a la Compañía del Ferrocarril Central Mexicano, de capital estadounidense, a cambio de la concesión del puerto por un periodo de 35 años a partir de 1888. Gracias a la concesión, la compañía podía cargar y descargar en los muelles, adjudicarse terrenos para la ejecución de obras y gozar de exención de impuestos.
Entre 1883 y 1895 se instaló en la zona de La Barra un faro con estructura de metal (1883), se colocaron las líneas ferroviarias que unieron a Tampico con San Luis Potosí (1890) y Monterrey (1891), se construyeron las escolleras en la desembocadura del Pánuco (1890-1895) y se comenzó con el dragado permanente del canal de navegación del Pánuco, lo cual permitió que buques de mayor tonelaje se aproximaran hasta el muelle fiscal.
La nueva aduana entró en operaciones durante la segunda mitad de 1902
Después de la Revolución Mexicana, el puente se nombró como Francisco I. Madero, siguió funcionando hasta 1918 cuando comenzaron los trabajos de relleno del río.
La construcción de la Aduana Marítima de Tampico de 27 mil 021 metros cuadrados sigue vigente hasta la actualidad en buen estado de conservación. Las numerosas puertas y ventanas mantienen la elegante herrería original, se conservan sus barandales de las escaleras y los adornos en yeso en las paredes, así como, los mosaicos del águila republicana adosados al muro en el descanso de la escalera principal.
El inmueble se considera como Tesoro Patrimonial desde inicios del siglo XX; es emblema del puerto y uno de los edificios históricos de mayor relevancia.
Actualmente, se le considerada un proyecto cultural, museográfico, histórico y turístico, en donde además se pretenden instalar restaurantes al margen del Río Pánuco, dentro de su reconversión que requiere la intervención de la iniciativa privada por ser una inversión millonaria.
Por su parte, la Administración del Sistema Portuario Nacional (ASIPONA) del municipio de Tampico publicó que, dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, el Gobierno Federal otorgó a la ASIPONA un área de dominio público para su diseño, restauración, construcción, desarrollo, uso y aprovechamiento y explotación del recinto portuario en una zona histórica, turística y comercial.
Se trata de un aproximado de 100 millones de pesos como capital para los inversionistas interesados en participar en el concurso de licitación de derechos con un plazo de 20 años y la posibilidad de ampliar por un plazo igual.