Óscar Figueroa / Expreso La Razón
Este albergue, ubicado a unos metros del Centro de Rehabilitación Teletón, es un refugio para las familias foráneas que tienen que llevar a sus hijos a terapia y que no cuentan con recursos para pagar un hospedaje
ALTAMIRA, TAMAULIPAS.- El albergue “Nuestra Casita”, se ha convertido en un gran apoyo para los niños de otros estados que reciben terapia en el CRIT Tamaulipas.
La presidenta de Nuestra Casita, Martha Holguera Fernández detalló que el proyecto empezó como una necesidad del CRIT Tamaulipas, es independiente, pero se brinda atención a los niños que reciben terapia y que son provenientes de otras ciudades de la entidad, así como de San Luis Potosí y Veracruz.
Las familias de los menores no tienen el recurso para pagar algún hospedaje, una renta y Nuestra Casita es un albergue al que pueden llegar, tienen alimentación y actividades por las tardes, además existe un un acceso directo con el CRIT.
El albergue comenzó a funcionar en abril del 2013, “y se les brindaba comida, pero al ver la oportunidad, quisimos darles algo más para que lo puedan emplear en sus comunidades”.
“Tenemos 17 cuartos, albergamos a 70 familias y a veces comparten cuarto, vienen de diferentes comunidades de Tamaulipas, del norte de Veracruz y de diferentes localidades de San Luis Potosí”.
El hospedaje incluye que cada familia tiene su cuarto, cada habitación tiene dos camas individuales, tienen una cocina, pero por las necesidades que tiene cada menor, no se puede preparar una sola comida.
“Nosotros dotamos de los insumos y las mamás se organizan en grupos y hacen el desayuno, comida y cena”.
Los niños y sus mamás principalmente, acuden una semana al mes a las terapias en el Centro de Rehabilitación Integral Teletón.
“Ellos les ponen las terapias durante una semana, ellos llegan el domingo o lunes por la mañana y se van el viernes, así avanzan más rápido en sus terapias y los resultados también son más visibles”.
Durante las tardes se realizan diferentes actividades, así como pláticas con psicólogos para que hablen de diferentes temas con las mamás, les enseñan a preparar comidas que pueden replicar para vender en sus comunidades, también hay clases de manualidades y corte de cabello.
“Estamos felices de tenerlas, aprendemos mucho de ellas y sí hay lista de espera, hay dos semanas del mes en las que está lleno el albergue y no hay lista de espera, pero hay otras dos en las que a veces tienen que compartir el cuarto”.
En el albergue se implementa el programa de padrinos y consiste en que una persona apadrina a un menor y cubre los gastos desde el transporte hasta la estancia, así como otras actividades.
“Tenemos un programa de padrinos, donde el padrino puede aportar una cantidad mensual, incluye el transporte del niño con su familiar desde donde venga, así como los gastos del albergue y estos niños cuando vienen solo pagan 50 pesos a la semana”.
El albergue se localiza en calle Francisco I Madero, número 613 en colonia Fidel Velázquez en el municipio de Altamira.