La calle que hace 200 años abrió paso a una nueva ciudad tiene aún muchas historias por contar y sobre todo, por vivir
Paulo Monsiváis / El Sol de Tampico
Rodeada de cañones y sede de un fortín para defensa del puerto, la calle Altamira nació prácticamente con Tampico, pues fue el paso que tuvieron los nuevos colonizadores de esta zona del Pánuco hace poco más de 200 años, en esa época esta parte era el límite de la ciudad y fue parte de un camino antiguo del tiempo de la colonia.
La calle Altamira es una de las pocas que conserva su nombre desde que se estableció la nomenclatura de Tampico, en honor a los habitantes de la ciudad que vinieron otra vez a poblar la sur de Tamaulipas y ha sido sede de construcciones que hablan de las distintas épocas del puerto, nace al poniente desde el lugar conocido como Llanos del Cascajal y cruza hasta la antigua zona industrial de la ciudad.
El viejo fortín donde iniciaba la calle Altamira en 1908, 20 años después será demolido
Sede estratégica del Ejército Mexicano en las luchas de intervención
Durante la primera etapa de Tampico la calle será estratégica militarmente, pues se construyó una serie de túneles para abastecer la fortaleza, la cual tuvo una relevancia en la lucha contra los franceses que tomaron Tampico 1863, sin embargo el crecimiento de la ciudad fue llegando hasta este punto y en 1927 el fortín fue demolido dando paso a la modernidad.
Al ser la entrada principal de la cuidad, la calle Altamira tuvo una transformación que derivó en una gran variedad de establecimientos, entre los más emblemáticos están el Cine Tampico, construido precisamente sobre el fortín Casa Mata, inició operaciones en la década de 1940, cuando Tampico había pasado su auge petrolero.
La nomenclatura la ha conservado, casi 200 años, desde 1826
De zona residencial a una calle comercial con muchas historias
Había una zona residencial en la parte poniente de esta calle, comenta Adrián Pérez Sobrevilla, historiador de Tampico, quien menciona que en la conjunción de la calle Altamira con la Avenida Hidalgo, estaba la casa del oftalmólogo Andrés Rodríguez, propietario de toda la manzana con los chalets, “Andrés”, “Alicia” y el “Paija”.
Tiene edificios centenarios, sobre todo en los extremos de la calle
Pero la llegada del Hospital Civil de Tampico, también construido en los años de 1940, terminó con este ciclo habitacional.
“En esa misma calle, en la esquina de Matienzo y Altamira, estuvo una cantina llamada “La Pureza”, entre sus peculiaridades está que era atendida por un japonés de nombre Luis Yamamoto.
El edificio Jaskille, uno de los más antiguos de la ciudad
Un día llegaron hasta el local agentes de la policía secreta y se llevaron al oriental, pues lo acusaron de mandar informes por radio a un submarino alemán que rondaba el Golfo de México, fue preso en la cárcel de Perote, Veracruz, pero al terminar la guerra lo liberaron y regresó a abrir su cantina otra vez
afirma Pérez Sobrevilla.
Añade que sobre la calle Altamira, se establecieron una gran variedad de establecimientos desde los consultorios de afamados médicos, hasta cafeterías muy populares como la Latino y el Campeche, pero también de la Mueblería El Cuadro, El Fuerte, La Casa Téllez y la Casa Ceja, Auto Ideal más conocida como “la Buick”, El Baratero, La Panadería La Flor de México, la academia Efficcience del profesor Jiménez e incluso la Inspección de Policía en la Ciudad.
Hasta la Isleta Pérez llega la calle Altamira
Termina en la antigua zona industrial de Tampico
Pérez Sobrevilla agrega que ya en la zona oriente de la calle se tienen edificios de renombre como el Municha, construido hace poco más de 100 años y que sigue en pie, el Jaskille, que ahora es de departamentos.
Así como el Cine Altamira, que cambió a cine Olimpia y donde tuvo su cede la Compañía Operadora de Teatros, hasta llegar a la zona industrial de la Isleta Pérez, teniendo a la purificadora La Libertad.
Es esta la calle que abrió la puerta a la ciudad a quienes llegaban a comerciar productos desde las zonas agrícolas y que dio paso a un crecimiento en lo comercial, pero que también generó cierta identidad, pues su nombre siempre recodará a quienes crearon este nuevo espacio que lleva ya poco más de 200 años de historia.